— SANTA MARÍA LA MAYOR —

Arquitectura

« Concluido el edificio, por impulso de los mismos monarcas esta antigua parroquia de Santa María la Mayor fue elevada al rango de Colegiata, que mantuvo, con los títulos de Real e Insigne, hasta su supresión por efecto del concordato de 1851, tras haber perdido la ciudad la condición de capital de provincia en 1833 »

En la primera fase constructiva quedó acabada en piedra caliza la cabecera triabsidal, espléndida, y definidos los elementos sustentantes del resto, labrados en el mismo material a altura decreciente hacia los pies del templo; éstos delatan que el primer tracista ideó bóvedas de arista en las naves laterales y de crucería en la central, ateniéndose a las soluciones del excelente modelo zamorano, del que se apartó, en cambio, contra lo que veníamos suponiendo, al organizar la cabecera con tramos rectos presbiteriales más cortos, según han revelado unas excavaciones recientes.

En el segundo periodo se abovedaron los primeros tramos de las naves laterales con soluciones de crucería cuyas ojivas son de traza semicircular , remitiendo a remotos patrones de París, y no agudas, como las empleadas en las catedrales de Salamanca y Zamora.

Una tercera fase se abriría en la década de 1230, al poco de la proclamación de Fernando III el Santo como rey de León; los tramos posteriores de las mismas se cerraron entonces con bóvedas de ascendencia angevina, probablemente inspiradas en Ciudad Rodrigo, como la ventana postrera del alzado septentrional; a continuación se volteó también el arcaizante cañón apuntado de la nave central, donde los pilares estaban concebidos para recibir nervaduras, y, a la postre, desechando la opción de cubrir el crucero con una solución de crucería similar a la que tuvo el monasterio cisterciense de Moreruela, se levantó un cimborrio espectacular que imita con demérito al salmantino, al que sobrepasa sólo en dimensiones. Después los trabajos se centraron en la torre, cuya mitad superior se arruinó en 1510, fue reconstruida entonces por Juan Perea siguiendo una traza de Pedro Martín, y tuvo que ser rehecha de nuevo a partir de 1753 por el famoso artista toresano Simón Gavilán y Tomé, autor de la traza del último cuerpo, que ejecutó Francisco Escudero. El pórtico occidental y la gran portada que alberga se acabaron en el reinado de Sancho IV (1284-1295), gracias al mecenazgo de este monarca y de su esposa María de Molina

Concluido el edificio, por impulso de los mismos monarcas esta antigua parroquia de Santa María la Mayor fue elevada al rango de Colegiata, que mantuvo, con los títulos de Real e Insigne, hasta su supresión por efecto del concordato de 1851, tras haber perdido la ciudad la condición de capital de provincia en 1833. Su cabildo estuvo constituido en principio por doce canónigos presididos por un abad; se acrecentó después con ocho beneficiados, bastantes capellanías, otras cuatro canongías… A mediados del siglo XVIII la nómina de la colegial incluía a 55 personas. Entre sus maestros de capilla destacaron los músicos Francisco de Montanos y Juan García de Salazar.

De notoria calidad son los trabajos escultóricos de la primera etapa constructiva, centrados en los capiteles de la cabecera y en la PUERTA SEPTENTRIONAL, que acusa la huella del gran legado que el maestro Mateo hizo a Santiago de Compostela y aporta un rico muestrario de instrumentos musicales tañidos por los Ancianos del Apocalipsis en torno a una manifestación de la divinidad de Cristo, flanqueado por los santos intercesores, la Virgen y Juan.

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